Soy una psicóloga clínica y el trauma me enseñó estas valiosas lecciones e invaluables.
Soy una psicóloga clínica y las lecciones invaluables que el trauma me enseñó
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El trauma desafía nuestras suposiciones sobre cómo funciona el mundo y nuestro lugar en él, pero es una paradoja curiosa; A veces, puede resultar en crecimiento y ganancias. Después de pasar por un trauma propio, experimenté esto de primera mano, pero aprendí valiosas lecciones en el camino que me han ayudado a recuperar mi historia y mi vida.
No podemos controlar la vida
Cuando creemos que tenemos el control de lo que nos sucede, nos estamos preparando para fracasar. En realidad, tratar de evitar las dificultades es agotador y no tiene sentido.
Las personas que amamos mueren, las relaciones se rompen, nuestra confianza se rompe, podemos ser heridos por otros, los trabajos no son seguros y nuestra salud no está garantizada. Tratar de luchar contra la imprevisibilidad y la dureza de la vida es un poco como tratar de enfrentarse a las olas: simplemente te derriban. Es mejor nadar con la corriente y aceptar que las olas siempre seguirán viniendo.
Aunque eso pueda parecer aterrador, hay un alivio en saberlo. Solo haciendo esto podemos realmente aprender a vivir.
Recuerda: El cambio es un proceso continuo; Al igual que las estaciones o las mareas, el cambio no es algo que podamos controlar. Constantemente estamos aprendiendo, evolucionando y creciendo. Cuando nos movemos con el cambio, dejamos de temer la incomodidad y seguimos curiosos acerca de la vida, todo fluye con mayor facilidad.
La persona en la que nos hemos convertido es el resultado de lo que hemos pasado
Son los momentos más difíciles los que nos cambian fundamentalmente y reestructuran la forma en que pensamos acerca de nuestra vida. La angustia y el crecimiento no están separados, sino que son parte del mismo proceso. Los seres humanos tienen una asombrosa capacidad para adaptarse y es posible volverse más resilientes a través del trauma.
Cualquier cambio importante nos altera, pero ese cambio no tiene por qué definirnos. La investigación muestra que el trauma puede ser un punto de inflexión1, una oportunidad para reevaluar nuestras prioridades, despojarnos de lo no importante y enfocarnos en lo que realmente importa.
Recuerda: La vida es una aventura llena de experiencias y lecciones. Un proceso lento pero seguro de convertirnos en nosotros mismos verdaderamente.
Tendrás días buenos y días malos, el progreso no es una línea recta de mejora
Considero el movimiento entre los días buenos y los días malos como dos habitaciones con una puerta interconectada. Hay la “habitación buena”, donde nos gusta estar tanto como sea posible. Aquí es donde estamos cuando las cosas van bien en la vida y estamos manejando; cuando nos sentimos capaces y conectados con los demás.
La habitación de al lado es la “habitación de la lucha”, a la que vamos cuando la vida parece inmanejable y nos amenazan emociones negativas como la ansiedad, el miedo, la frustración o la ira. En cada habitación, pensamos y sentimos de manera diferente, y cuando estamos en una habitación, es difícil recordar que la habitación de al lado existe.
En la habitación buena, es tentador imaginar que todo está bien, y que estamos seguros y nunca sufriremos ningún daño, pero esto puede llevarnos a negar partes de nosotros mismos o reprimir emociones negativas. Cuando estamos en la habitación de la lucha, nos sentimos abrumados y nuestros problemas pueden parecer insuperables. Esto puede desbordarse de lo que actualmente estamos enfrentando hacia otras áreas.
Idealmente, debemos tratar de mantener la puerta abierta. Es importante recordar que ambos lados existen.
Recuerda: Moverse entre estas habitaciones es parte de la vida y de cómo procesamos nuestras experiencias. Queremos usar la habitación buena para fortalecer nuestros recursos, pero también debemos recordar que la habitación de la lucha existe y que las emociones negativas son una respuesta normal a la dificultad. No estaremos allí para siempre; con el tiempo volveremos a la habitación buena.
Contar la historia de lo que te sucedió es la clave para el cambio
Las historias son la tela de nuestras vidas. Las historias que nos contamos a nosotros mismos no solo moldean nuestra personalidad, sino que se vuelven intrínsecas a nuestra autoidentidad, permitiéndonos comprender cómo las experiencias anteriores nos han cambiado.
El trauma destroza nuestras suposiciones fundamentales sobre la vida y nos hace cuestionar todo lo que creíamos saber. Escribir o hablar sobre lo que ha sucedido puede ayudarnos a crear forma a partir del caos del trauma y encontrar un significado. El trauma nunca se olvidará, pero puedes elegir cómo responder al pasado.
Recuerda: Intenta que tu vida se trate de la redención, algo difícil sucedió, pero algo bueno salió de ello, en lugar de una historia de contaminación donde las cosas salieron mal y la vida empeoró. Hay verdad en ambas versiones; Puedes elegir en cuál enfocarte.
Debes lamentar tus pérdidas y dejar ir el pasado antes de poder avanzar
Este es quizás el aspecto más difícil de superar el trauma, pero solo cuando te lamentas puedes hacer espacio para lo que has ganado. Dejar ir no significa olvidar o ignorar lo que ha sucedido, es tomar la decisión de liberar el pasado para que no continúe reteniéndote o lastimándote, y ya no estés prisionero de él.
Esta es una oportunidad para pasar de la brecha de todas las injusticias a la ganancia de lo que sí tienes. Tienes una opción: puedes enfocarte en la brecha o en la ganancia. Estar en la brecha te convierte en víctima de tu pasado, mientras que estar en la ganancia te permite avanzar y volver a estar presente en tu vida.
Recuerda: Para avanzar, necesitas aceptar lo que ha sucedido y la realidad de cómo es la vida ahora, aceptar lo que es, en lugar de cómo crees que deberían ser las cosas. La única opción que no tienes es retroceder en el tiempo a un momento en que no sucedió, pero más allá de eso, tus opciones son infinitas. Cómo enfoques la vida ahora depende de ti.
Mirar a la muerte a los ojos te permite ver lo que quieres de la vida
La muerte es algo de lo que a menudo se desaconseja pensar, pero hacerlo puede ser empoderador. Puede aclarar la vida y actuar como un recordatorio de que no es el materialismo ni el éxito externo lo que es más importante.
Cuando nos obsesionamos con esa meta final, pensando, esperando y maquinando sobre lo que está por venir, podemos cegarnos ante todo lo que ya tenemos y la importancia de tener una vida diaria que nos satisfaga, en lugar de esperar un tiempo que nunca llega.
Dos de las cosas más valiosas que tenemos son el tiempo y nuestras relaciones, algo fácil de olvidar cuando no las apreciamos regularmente.
Recuerda: Nuestro tiempo es finito y valioso. No puedes comprar horas adicionales, así que debes asegurarte de usarlas sabiamente. En lugar de postergar la vida, aprovecha al máximo las oportunidades que importan. ¡Solo tienes una oportunidad en la vida!
Cómo gastamos nuestro tiempo es la decisión más importante que cualquiera de nosotros toma
El trauma pone en relieve lo que realmente importa y nos permite pensar en lo que queremos de la vida. Aprovecha al máximo este momento, intenta verlo con claridad y canaliza lo que ha sucedido en una determinación por cambiar las cosas para mejor.
Cuando tu vida interna y externa están en sincronía, es decir, tu vida se alinea con tus valores y tienes un fuerte sentido de propósito y satisfacción, eso te brinda una sensación de plenitud, te permite sentirte arraigado y anclado, y te da una clara idea de para qué vives la vida.
Piensa en lo que es importante para ti e intenta vivir una vida diaria que te satisfaga. Cuando sabes por qué haces las cosas y tienes una imagen clara de lo que hace que tu vida sea significativa, es como una luz guía que te permite resistir las tormentas.
Recuerda: Cómo nos sentimos es un producto natural de nuestras elecciones, pero especialmente las pequeñas elecciones que cada uno de nosotros hace todos los días. Tener significado en la vida es uno de los predictores más consistentes y fuertes del bienestar psicológico y la felicidad. Te ayuda a definir tu vida, a enfrentar la adversidad, a encontrar fuerza interior y a tener una imagen clara del futuro hacia el que deseas esforzarte.
Resultado final
Nuestras pérdidas pueden resultar en ganancias valiosas. En momentos en que nos sentimos perdidos, puede darnos dirección. Nos hace más vulnerables, pero más fuertes, y nos da la sensación de que, aunque ha sido doloroso, se han aprendido lecciones valiosas.